Las etiquetas para la ropa.

Siempre que empiezas en un sitio nuevo, piensas que todo va a ir mal. El hecho de que seas nuevo, alguien que los demás no conocen, que dejaste atrás a casi todos los que saben lo bien que dibujas, lo sincero que eres, lo bien que lo pasas siempre y la gran imaginación que tienes. Sabes que puede que no encajes durante unos días, te cuesta adaptarte y haces como si fueras fuerte para que no vean lo mal que estas pasando ese día por el hecho de estar separado de tus amigos. Aunque puede que no siempre sea así. Cuando alguien repartió la suerte, aunque no pienses así, te toco la mayor parte a ti. Y en mi caso, a mi también. Puede que no acepten el hecho de que digas "Soy gay", y puede que lo interpreten como "Soy gay, venid a vacilarme.". Aún y todo sé que no lo hacen con maldad. Es algo que sale de ellos, aunque no lo hagan para ofender, tu paciencia aguanta hasta el límite en el que te ríes por no llorar. Pero alguien me dijo una vez que si buscas resultados distintos, no hiciera siempre lo mismo. Por eso siempre que sientes que el corazón se acelera, que tus manos están rojas y se te frunce el ceño, piensa en que en el fondo son buenas personas que quieren compartir una época de tu vida en la que su manera de ver la vida es haciendo bromas a los demás igual que tu se las harías a ellos. Cuando piensas que todo te lo hacen a tí, un abrazo a la madrugada, o una respuesta hace que te vayas a la cama con la sensación de que mañana será otro día como cualquier otro, en el que seguirán igual, si, pero tú ya los consideras amigos.

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