Perdiendo imperdibles.

Todos tenemos unas pautas marcadas que hacen de nosotros la persona que acaba formándose cuando tenemos 80 años. A pesar de eso, no las controlamos mucho. Es más, solemos ignorarlas y pensar que es cosa del kharma o de cualquier otra cosa paranormal que esté de moda. Nos intentamos ayudar poco a poco unos a otros y es así como creamos pautas nuevas, que forjan el camino de piedras que se va creando de un simple camino lleno de obstáculos. Nuestro cumpleaños, el día en que damos nuestro primer beso, el día que bueno, nos hacemos mayores... son cosas que ya sabíamos que iban a ocurrir, pero que siempre estamos esperándolas. También esperas señales que te demuestren que ya estas preparado para empezar la universidad, sacarte el carné de conducir o vivir solo. Pero hay piedras que son dificiles de forjar. Dificiles de enmarcar en nuestro cuadro lleno de personas que se han recorrido cada parte de tu vida unidos, al fin y al cabo, por ti. No quiero que esto suene egoísta ni mucho menos, pero en ocasiones necesitas valorarte más de lo que ya lo haces para demostrarle a todo el mundo que vas un paso por delante de ellos. Así no te llevas sorpresas de aquellos que crees migos, conocidos e incluso mejores amigos. Después de todo, todo termina, ¿no? Las relaciones terminan, nosotros terminamos y las oportunidades terminan. No tenemos por qué decirle a la gente lo que sentimos, pero si decirle al mundo que estas dispuesto a mejorar por él, sin cambiar lo mejor de ti. No todos podemos, no todos tenemos esa habilidad (moldearnos a los demás, lo que casi nunca hay que hacer) pero hay ocasiones especiales en las que son necesarias. Pero solo os diré una cosa, si el camino es difícil es porque vas en la dirección correcta.

No te rindas nunca.

Uf, los días pasan, rapidísimo, y llega la hora de empezar a preparar los pasos que pronto darás en tu vida. Hora de planear, de que hasta el último y mínimo detalle quede listo para que, una vez empezado, nunca tengas que pararte en tu camino. Y es que muchas veces la vida cambia, sola, sin quererlo, pero otras tienes que ser tu mismo quien la haga girar, quien la ponga boca abajo, quien le haga ver que estas aquí porque vas a luchar por lo que realmente quieres y que nunca vas a rendirte, lo siento pero no naciste para rendirte. Parece mentira que todo pueda cambiar tanto hasta el punto que cuentes sin nervios y envuelto en amor eso que pensabas que siempre te guardarías. Que, por primera vez, el mundo que me importa, mi mundo, al completo, sepa como me muevo en la vida, porque un camino si y no el más fácil, y me conozca a mí, a Unai, tal cual. Muchos avanzaremos de aquí en adelante sin mirar hacia atrás viendo como él tiempo pasa a nuestro al rededor. Todos nos creemos los más especiales en algo, y solemos camuflarlo con un "se me da bien esto". No es así. Todos tenemos una particularidad que, por muy pequeña que sea, nos hace ser únicos en esta vida, y nos permite darnos fuerza cada vez que flaqueamos o nos corrompe el miedo. Sabemos cuando rendirnos, y pocas veces cuando seguir adelante, por temer a la inseguridad. Pero hay que hacerle frente sea como sea.

Sigue adelante.

Sigue adelante. Aprovecha el momento. Conocéis el significado de carpe diem pero, ¿ya lo ponéis a prueba? Todos nos levantamos cada mañana con una razón para seguir adelante... tu familia, tus amigos e incluso una pareja que te de cariño cada mañana despertándote a su lado con su olor. Aprobamos que alguien se siente a nuestro lado en el autobús y nos hable a pesar de ser desconocidos, pero apenas soportamos que un amigo nos eche en cara lo corto que es él vestido de tu novia cuando sale de fiesta. No podemos respirar cuando nos dicen la verdad, y menos cuando ésta trae consigo cuchillos que se clavan en la espalda. Tenemos fronteras que nos limitan, como todo el mundo, pero tenemos que marcarla según salimos de casa. De esto modo nos demostramos a nosotros mismos que podemos continuar sin que algún gilipollas se cruce en nuestro camino y no nos deje ser lo suficientemente feliz como para sonreír. Pero vale ya de decir cosas que los demás no podemos hacer. Lo que debemos pensar es en qué esta pasando ahora. Bailamos, salimos, reímos, también lloramos, pero gracias a esto nos demostramos que somos valientes y con coraje para señalarle a la vida que este es el mejor momento de ella. Olvidaos de lo que una vez os pasó y vivir lo que va a venir ahora. Que no sabéis si va a ser bueno o va a ser malo, pero la experiencias solo se viven una vez y las oportunidades nos marcan tanto que, si escogemos una u otra hará que nuestro camino se bifurque en dos.

Nunca besado.

He caído en algo que había olvidado. A veces en la vida creamos vínculos que no se pueden romper. A veces puedes encontrar a esa persona que va a estar a tu lado pase lo que pase. Quizás crezcas con ella, y al final, acabes celebrándolo gastando mucho dinero o celebrándolo en una gran fiesta. Pero, también existe la posibilidad de que, esa persona con la que puedes contar para el resto de tu vida, que tan bien te conoce, a veces incluso mejor que tú mismo, sea la que ha estado en realidad, todo el tiempo a tu lado. Es entonces cuando reconocemos esos ojos llenos de ilusión, o esa risa tan contagiosa que nos transporta a diferentes lugares que una vez, formaron parte de tu infancia. Ves un nuevo tú. Una persona nueva que ahora crece con cada piedra que se encuentra en el camino, con cada montaña que no puede cruzar, o con cada río del que no puede beber. Siempre se ha criticado la extravagancia y lo que tiene que estar dentro de unos "límites". Pero, ¿quién los marca? Estoy harto de no poder besar a quien quiero delante de la gente porque se que se girarán y me dirán: Oye, eso no es lo normal. Estoy cansado de no poder demostrar con claridad quién quiero ser. Lo intento cada día y a pesar de eso siempre acabo reprimiendo parte de lo que yo soy. Una gran parte de mi que no se puede cambiar de un día para otro. Muchos se esconden, otros, solo omiten la verdad y la mayoría miente.

Aferrarse a los diecisiete.

Es ahora o nunca. Y decido quedarme aquí. Viviendo los mejores años que he tenido. Mis diecisiete. No quiero crecer jamás. Quiero quedarme igual que estoy ahora, sin cambiar nada de mí, porque si no, ya no sería yo. Conoceré gente diferente, experiencias nuevas y momentos espectaculares, aunque deberé hacer un sacrificio aún mayor. Dejo a un lado mi familia, que crecerá, envejecerá cada vez más rápido y no podré ver a mi madre cocinar pasteles para nochevieja o abrir los regalos en su cumpleaños porque yo seré muy joven para cuidar de ella. También dejaré a las mejores amigas que he tenido, que se irán cada una a una ciudad diferente, crearán una familia y probablemente se vayan más lejos de lo que yo pueda ir porque no puedo viajar solo siendo menor de edad. Está muy bien en pensar como Peter Pan viajó a Nunca Jamás y se quedó allí para siempre, dándole igual todo, puesto que era huérfano. Pero si que es verdad que no es fácil olvidarse de todo lo que una vez te ha rodeado y... ¡puff! por arte de magia que hayan desaparecido y apenas se acuerden ti. Que ni siquiera te manden una postal, porque están muy ocupadas trabajando o cuidando a sus hijos, o no tanto pero, si estudiando para sacarse una carrera y salir adelante. No es bueno aferrarse a nada, aunque tampoco es bueno no hacerlo a algo. Todos debemos tener sueños, ya se puedan hacer reales o no, pero sueños que nos ayuden a intentar cumplirlos y así tener un objetivo en la vida. Demostrar que podemos ser felices sin que se realicen, aunque no alcancemos la plena felicidad si no los cumplimos. Sin embargo, a pesar de todo, si pudiera tener un poder, sería poder parar el tiempo, para que pueda disfrutar de todos ellos el mayor tiempo posible, aunque tuviera que darme cuenta de que no se puede vivir siempre en un mismo minuto.

As time goes by.

¿Sabéis esa sensación de quedarse quieto cuando ves a alguien? Yo sí. Hace tiempo que cuando veo a alguien que me enamora el tiempo se me para de repente y me quedo bloqueado, como en mi mundo, y solo vuelvo a la realidad cuando alguien me pega un codazo. ¿Mariposas en el estómago? No. Es ese sentimiento que hace que te paralices. El corazón te late rápido, las piernas no te responden y de tu boca solo salen tonterías que provocan la risa en los demás. A pesar de todo, vuelves a la realidad y ahí lo ves. Delante de ti, saludándote como si nada hubiera pasado. "Si le haces reír descubrirás que está enamorado de ti". A lo mejor. Puede. Quizás. Pero, ¿quién sabe? Los pequeños detalles son los que hacen que te ilusiones cada día más, los que te ayudan a avanzar más rápido o más despacio, pero a avanzar. Cuando intentas que te de una pulsera, cuando intentas despedirte de él, te mandan callar, pero aún así él quiere prestarte atención, es cuando la cosa va viento en popa. Sé que confundo sentimientos, puesto que él es así con todo el mundo, y me va a costar enamorar a alguien que es cariñoso de naturaleza con cualquiera. Ya lo conozca de un día, un año, o una semana. No pierdo las esperanzas. Nunca lo hago, aunque parezca que sí. No lloraré por lo que no pueda pasar, al contrario, me haré mas fuerte y seguiré intentándolo hasta acabar conquistando el corazón tan grande que tiene. Bailaré lo mejor que pueda, cantaré hasta quedarme sin voz, iré a sitios que jamás iría por nadie, eso sí, sin cambiar a nadie. Demostraré a todos que soy el mejor para ti, gritaré en medio de un centro comercial que quiero estar contigo si es lo que debo hacer para que estés a mi lado. Para que despiertes a mi lado todas las mañanas. Para que solo yo pueda disfrutar de la sonrisa que abarca tu cara desde que te levantas hasta que te vas a dormir. Sé que lo pasaré mal en el camino, que puede que no llegue a nada, y sea un pobre iluso. Pero lucharé hasta el final, y no me daré por vencido tan fácilmente.

Everytime we touch.

El día que en tu mano rozo mi espalda, el día en que tus labios besaron mis mejillas. Ese día fue el día mas feliz de mi vida. Descubrí en mi algo nuevo, algo que salía hacia fuera y estaba a flor de piel. Solo dos besos son los que me dieron la fuerza para dejar todo e irme contigo. Sé que no soy el mas guapo del reino, ni tampoco el más listo de la clase, pero sí que soy una cosa: la mejor persona que podrás encontrar. Piénsalo. Esto nunca funcionará. Pero, ¿por qué no intentarlo? ¿Por qué no probar a suertes y ganar? No quiero ni pensar en no poder estar a su lado. Pensar en que él desaparecerá al terminar el verano, y preguntarme: ¿le volveré a ver? Pero no. No puedo pensar así. Debo ser positivo. Debo mirarle a los ojos cada día como si no hubiera un mañana. Intentar besarle como si me fuera la vida en ello. Se sentirá como si un criado abanica a su rey. Puede que todo quede en esto, una ilusión de un chaval, que puede que se haya enamorado de otro. Puede que todo esto solo sea un sueño, que vuelva a recaer en él y acabe llorando en un banco, frente a una tienda de zapatos, comiendome un helado, mientras intento superarlo. Pero no. No puedo pensar así. Él se enamorará de mi. Yo lo conseguiré. Haré que se sienta como en casa cuando este a mi lado, haré que sus amigas vean lo mejor que hay en mí y lo mejor que puedo darle, y de esa manera conseguiré aliados para ganar la guerra, y no solo una batalla. Porque desde que nos tocamos esa noche mi corazón latió mas rápido de lo normal cada vez que nos vemos, y ahora no puede parar hasta que no te vea día sí, día también. Siempre que te vea demostraré que soy interesante, intentaré hacerme el duro, pero sabrás que solo es para que vengas por mí. Y cuando menos te lo esperes, me lanzaré a tus labios para que sellen lo que podrá llegar a ser. ¿Con final? Quizá, pero una aventura al fin y al cabo.

Man in the mirror.

A menudo, sales de la ducha, te miras al espejo y encuentras a alguien que a veces, desconoces. Sí, eres tú mismo, y se que suena raro, pero un pequeño cambio puede dar un giro de 180 grados. Intentas quitar el vapor del cristal con la mano y ahora solo te ves a ti lleno de gotas de agua a punto de caer y dejarlo todo pringado. Esperas un poco, pero ya es tarde y el espejo se ha vuelto a llenar de vapor. Ahora pensar por un momento que el que esta al otro lado del espejo, es vuestra mente. Alguien que esta lleno de recuerdos, que memoriza todo lo que tienes que estudiar, y que te ayuda a diferenciar lo que esta bien, de lo que está mal. El vapor son todos esos recuerdos que has vivido a lo largo de tu vida, y que cuando intentas quitarlos, no puedes, vuelven a ti siempre aunque no lo quieras. Más tarde, o más temprano, pero vuelven. Recuerdos que muchos son buenos y otros son malos, pero que te ayudan a convertirte en la persona que eres hoy. ¿Qué sería de ti ahora, si aquel chico del que te enamoraste no te hubiera hecho daño? Sí, serías un poco mas feliz, pero la felicidad es un arma de doble filo. Cuando la tienes, te sientes genial, pero cuando desaparece, crees que eres la persona mas desgraciada del mundo, y piensas en que no vas a volver a serlo nunca más. Por eso hay que tener mucho cuidado con lo que se desea. Muchas veces damos por hecho que las cosas saldrán mal siempre, pero en toda maldad siempre hay algo positivo aunque no lo veamos. Ahí es donde entran tus amigos. Ellos son tu Pepito Grillo. Los que te ayudan a continuar haciéndote lo más feliz que pueden aunque tu no lo creas. Puedes hacerles caso o no, allá tú. Pero si te dicen las cosas, generalmente, es por algo. Deja de pensar en ti, o en el que te hizo daño, y párate a pensar en el amigo que te ayudó a conocer a una nueva cuadrilla, o el que te ayudó a superar la ruptura de tu antiguo novio. Esos son los recuerdos que nunca se borrarán por mucho que te esfuerces en hacerlo, son inolvidables.

Vive la vida siempre soñando.

¿Por qué hay tanta gente aburrida? Si hay algo de mí que estoy seguro que no cambiaré jamás es mi forma de ser, estar loco, chiflado, hacer tonterías, ser gracioso... vamos lo que se dice: tener sentido del humor. Todos deberíamos de ser así. El mundo iría mucho mejor si nos lo tomáramos a risa y en vez de llorar por el chico que me ha dejado, nos reiríamos por acordarnos de todo lo que no has hecho sentir. Aunque no estaría mal derramar alguna lágrima de vez en cuando. Muy de vez en cuando. Todos queremos a alguien que para nosotros (y que creemos) que es imposible. Los imposibles enamoran más que los que se hacen de rogar todos los días. Pero muchas veces, por pensar así, la cagamos, y nos sale el tiro por la culata. Es entonces cuando vemos al chico que nos enamora de la mano de otro y nos engañamos diciendo: Bah, es su amigo, no pasa nada. Sin embargo el beso que se dan con el cariño y el amor que tú estabas deseando que lo hiciera contigo, te hace bajar de la nube haciéndote caer en picado hasta el suelo. No estabas preparado para eso, pero a pesar de todo una parte de ti quiere seguir dándolo todo como hacías antes. A medida que se ves una muestra de cariño sientes que el pecho te presiona, pero esa pequeña esperanza va creciendo al mismo tiempo. Eso amigos, se llama fuerza por amor. O al menos yo lo llamo así. Es ese sentimiento que te invade cuando le ves y te hace quedarte quieto y no saber que contestar a lo que te están diciendo. En la vida solo lo he sentido una vez, con mucha fuerza, y ahora, creo, que me está pasando otra vez. Me da miedo. Miedo a que me pase lo mismo, que salga mal parado y pasarlo igual de mal que la anterior vez. Pero me conozco y sé que si no arriesgo no ganaré nunca nada.