Ellas lo consiguen.

Hay noches como las de ayer, que te hacen notar que no siempre puedes verte como en un espejo. No siempre eso de: mírate al espejo, es lo mejor. Cuando sales de casa y piensas solo en lo bien que te lo vas a pasar e incluso lo guapo que vas, te da confianza. Pero a la mañana siguiente cuando ves las fotos de la noche anterior, esa confianza te da la espalda. Piensas en aquel que una vez te hizo sentirte bien contigo mismo, o incluso tus amigos que lo intentan día sí y día también, y tu haces que te lo crees. Pero en el fondo no es así. Porque sigues dándole vueltas a que no serás nunca el que ocupe "ese lugar" en alguien, y mucho menos hasta que tu no te quieras a ti mismo. Si hay algo que odio de mí es mi sonrisa. Irónico, ¿verdad? Un chaval, sencillo, simple, pero que siempre esta sonriendo y esta feliz odia su sonrisa. Pero lo peor no es eso, lo peor, es que desde el momento que tu te ves así hay muy poca gente que acepte como eres, pero lo hacen. Por ellas brindo hoy, por ellas movería el mundo. Que gracias a los abrazos, a los bailes, a las cenas, a las salidas... te demuestran que puedes valer mucho más de lo que miran los demás. Que si a alguien no le gusta que no mire, que gire la cabeza y siga su camino viendo lo único que podrán ver sus ojos: la imagen de un chico que a pesar de todo sabe reír a causa de lo mal que lo haya podido pasar.

No hay comentarios :

Publicar un comentario