Los propósitos son casi iguales que las promesas. Son esas cosas que nos proponemos hacer el año que va a venir pero que al final, por una cosa o por otra, acabamos rompiéndolos y todo se va a a la mierda. El año en el que todo el mundo lo consiguiera debería de ser un hecho histórico. Por eso las promesas son iguales. Hay gente que no lo diferencia. La diferencia, es mínima pero aquí esta. Nosotros decidimos romper una promesa, no las circunstancias que vienen con ella. Hace mucho tiempo aprendí que con las promesas, al igual que con la verdad, no se juega. El momento mas feliz de tu vida puede llegar a convertirse en el peor en ese momento, y nada que decir de los amigos que te rodean. Todos opinarán lo contrario a ti si rompes esa promesa, ya que creerán que no eres de fiar. Suerte que este año he hecho un gran propósito, en mis manos no esta si lo cumplo o no, pero lo intentaré con todas mis fuerzas. Porque no vale para nada intentar algo si no tienes ni la mas mínima esperanza de cumplirlo.
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