Una más, para mi la única.


Tengo una cosa importante que decir. Una vez, alguien a quien aprecio mucho me dijo que quería aprovechar su vida, sin prisa, pero aprovecharla. Aprovecharla de una manera, en la que no esperaba nada de nadie, solo que los que estuvieran a su lado le demostraran, que estrían para siempre. Hoy aquella persona que sonreía a cada momento, sigue sonriendo mucho más. Todo por que sabe que los demás queremos verla así. Si hay algo que quiero hacer antes de morir, es ir a un acantilado y gritarle al mundo que quiero seguir sonriendo junto a ella. Junto a la persona, que me hace creer que soy el mejor para ella, pero ahora, me toca decírselo a mí. Tengo que decirle, que a veces hace falta que te hagan cosas malas, para ver un rayito de cosas buenas. Cosas muy buenas. Cosas que tienes la necesidad de ocultarlas por el miedo a que los demás te critiquen por lo que digas o dejes de decir. Pero ahí es cuando hay una excepción que confirma la regla. La regla de volver a vivir esos días en los que todos eramos felices siendo mas enanos, jugando con una balón, una muñeca o unas pinturas. Vivir esos días que nos daba igual todo lo demás, solo que fuéramos felices, como te estoy pidiendo que estés ahora.

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