Frágil.

Dicen que la memoria se puede trabajar como un músculo pero, que infeliz querría recordarlo todo. ¿Quién no firmaría ya por tener una amnesia de por vida? El que recuerda mucho, es un peligro público ya que corre el riesgo de quedarse estancado en los malos recuerdos. De no poder deshacerse de ese gran miedo, que tanto se desea olvidar. Ese gran miedo que puede hacerte perder lo que más quieres. Somos demasiado humanos. Deberíamos de parecernos más a esos peces que no recuerdan nada del pasado y vivir solo el presente. Pero no seamos tan injustos con la memoria, también puede ser una gran aliada. "Ya caíste en aquella piedra" te dice al oído. Y a nadie le gusta sentirse como el mayor imbécil de la tierra. Sin embargo, mi memoria debe de tener algo estropeado. A veces me falla, y no queda rastro ni de errores ni miedos, solo me acuerdo de lo bueno. Lo cual, no esta nada mal. Cuando me pasa esto, lo que hago es dejarme llevar para que así la caída duela un poco menos y con un poco de suerte, mañana, ni acordarme de ello. No siempre puedo asegurar que haya un colchón, o simplemente una red de seguridad debajo para que no pueda hacerme daño, pero confío en mi instinto y sé que nunca me fallará. Hace mucho tiempo que los golpes ya no me hacen nada, y que he aprendido a valorar cada instante como si del último se tratara. Aunque no voy a negar que muchas veces no haya pensado en el hoy para asegurarme un futuro tan feliz, o incluso más, de lo iba a tener.

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