Tempus fugit.


A veces te paras a pensar en todo lo que has vivido, en la mayor cosa irracional que has hecho y la única vez que te sentiste un pequeño adulto. Piensas en todo lo que te ha hecho tropezar y volver a levantarte y en todo lo que una vez te dolió. Piensas en todo lo que has hecho sin pensar y que no salió como uno esperaba. Recuerdas los errores sin corregir y los incorregibles. Recuerdas que hay personas que no tienen razón, y momentos que no tienen perdón, pero sonríes. También todas esas locuras que has cometido y que sintiéndolo mucho, no te arrepientes de ninguna. Recuerdas con certeza a los que alguna vez fallaste y no pudiste recuperar y a los que aún sientas a la espalda, si si, espalda con espalda, al frente de todo lo que os venga por delante. Piensas en que tú también eres de aquellos que se recorrieron tantísimos kilómetros en redondo buscando su media naranja hasta que te diste cuenta de que no existía y que cualquier día podrías ser exprimida. O incluso que no existía una media naranja si no un limón entero que te ayudará no a complementarte, si no a formar parte de un mundo que vayáis construyendo los dos poco a poco. Sigue resistiendo a todas aquellas pequeñas cosas que te hacen pensar en lo mal que lo pasaste una vez en tu vida, pero sigue siendo fuerte y aférrate a aquellos momentos tan perfectos que pasaste cuando te sentabas al pie de las vías de un tren. Solo, con ciertas personas que sacan lo mejor de ti.

No hay comentarios :

Publicar un comentario