Perdiendo imperdibles.

Todos tenemos unas pautas marcadas que hacen de nosotros la persona que acaba formándose cuando tenemos 80 años. A pesar de eso, no las controlamos mucho. Es más, solemos ignorarlas y pensar que es cosa del kharma o de cualquier otra cosa paranormal que esté de moda. Nos intentamos ayudar poco a poco unos a otros y es así como creamos pautas nuevas, que forjan el camino de piedras que se va creando de un simple camino lleno de obstáculos. Nuestro cumpleaños, el día en que damos nuestro primer beso, el día que bueno, nos hacemos mayores... son cosas que ya sabíamos que iban a ocurrir, pero que siempre estamos esperándolas. También esperas señales que te demuestren que ya estas preparado para empezar la universidad, sacarte el carné de conducir o vivir solo. Pero hay piedras que son dificiles de forjar. Dificiles de enmarcar en nuestro cuadro lleno de personas que se han recorrido cada parte de tu vida unidos, al fin y al cabo, por ti. No quiero que esto suene egoísta ni mucho menos, pero en ocasiones necesitas valorarte más de lo que ya lo haces para demostrarle a todo el mundo que vas un paso por delante de ellos. Así no te llevas sorpresas de aquellos que crees migos, conocidos e incluso mejores amigos. Después de todo, todo termina, ¿no? Las relaciones terminan, nosotros terminamos y las oportunidades terminan. No tenemos por qué decirle a la gente lo que sentimos, pero si decirle al mundo que estas dispuesto a mejorar por él, sin cambiar lo mejor de ti. No todos podemos, no todos tenemos esa habilidad (moldearnos a los demás, lo que casi nunca hay que hacer) pero hay ocasiones especiales en las que son necesarias. Pero solo os diré una cosa, si el camino es difícil es porque vas en la dirección correcta.

No hay comentarios :

Publicar un comentario