Mi payphone.
Cuando cometes errores, lo primero que quieres es que venga la calma después de la tormenta. A veces cuesta más, otras veces cuesta menos... pero al final siempre acaba llegando. Sientes como la soledad se apodera de ti, y ejerce una presión enorme en el pecho y en la cabeza, que hace que solo pienses en cosas malas. Pero una vez que cierras los ojos e intentas calmarte, ves como un rayo de sol empieza a calentarte los pies, las piernas, los brazos... Ese rayo de sol que te salva de todas las cosas malas que puede haber a tu alrededor en ese momento. Te inunda la felicidad de haberla encontrado y te invade el temor de perderla al mismo tiempo. Te ayuda, te levanta y sobre todo aparece cuando mas lo necesitas. Te hace sentir alguien más de un grupo, te promete cosas que luego cumple, y sobre todo, por encima de todo te protege. Muchas veces se me pasa por la cabeza la idea de, si siempre me ayuda... ¡le debo la vida! Y es entonces el momento en el que pienso en todas las cosas que puedo hacer para compensarle. Pienso en alegrarle cada mañana, en ayudarle siempre que lo necesite y en darle las gracias las veces que haga falta. No me voy a mentir a mi mismo, puesto que alguna vez he pensado en que no esta lo suficiente feliz junto a mi, que no disfruta tanto como con otros o simplemente no siento que me vea como una razón de su sonrisa. A pesar de todo esto, las cosas buenas siempre quedarán por encima de las malas, y más si disfruto cada día, cada tarde, cada noche, cada hora... de la compañía del rayo de sol que me acompaña a cualquier lugar. Este lejos o este cerca. La propia vida te va guiando poco a poco hasta los buenos momentos y hasta las personas que alguna vez serán consideradas como de la familia. Mi autobús esta casi vacío, pero me da igual. Por que sé que la gente que esta dentro, no se bajará tan fácilmente.
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