Escribiendo desde lejos.

Creemos saber que nos pasa de todo. Aunque cuando volvemos a la realidad, todo para y se convierte en una verdadera monotonía. Ayer mismo empecé a estudiar y pensando en lo fácil que me resultaba fui dejandolo poco a poco, hasta que hoy me lamento por no haberlo hecho antes. Pensamos en pequeñas cosas y al final acaban multiplicandose por cien. Sin embargo, cien solo son los problemas que nos surgen cada día, y eso solo cuando nos levantamos. Alicia decía que todo lo que le rodeaba era un mundo maravilloso, aunque a la vez extraño. No se explicaba por qué los gatos se esfumaban, o los conejos tuvieran bolsillos en los que guardarse los relojes. A pesar de todo ella continuo su aventura hasta el final, pintando rosas blancas de color rojo e incluso jugando al cricket con flamencos y erizos. Hoy me considero como una Alicia en el páis de las maravillas. Cada día me creo más que estoy en ese mundo o incluso en ese en el que una princesa creo que perdía un zapato y un hada madrina le ayuda a seguir adelante. Puede sonar a fantasía pero es así. Un cuento que empieza con el típico "Erase una vez..." y que todavía sigue escribiendose capítulos. Unos mas amargos que otros. Unos en los que terminará bien, y otros que te dejarán con las ganas de seguir adelante. Muchas veces me he planteado en escribir un libro. Un libro que choque con las ideas que tienen los transeúntes sobre libro. Quiero que sea una historia de mis memorias, basada en el cuento de Alicia en el País de las Maravillas. Podría ser un cuento genial, repleto de aventuras y experiencias, de las que la gente aprendería a ser feliz.

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