El síndrome encantador.

Nos pasamos la vida buscando un príncipe azul que nos mime, nos cuide y nos trate como si fueramos los reyes del mundo. Mucha gente los encuentra, y aunque no lo creáis, a día de hoy, siguen siendo pareja. Pero yo, no quiero alguien que solo piense en mí y en nadie más, que solo haga lo que yo le diga, y no pare de prometerme la Luna cuando apenas puedan prometerme una estrella. Nadie quiere eso, ¿o sí? La mayoría queremos a alguien que nos trate bien, nos escuche y te arrope por la noche cuando él lo crea necesario. No os voy a engañar, encontrar alguien así es lo más difícil que puedas hacer en tu vida. En el camino solo vas a encontrar a príncipes que presumen de guapos y en realidad son solo pañuelos de usar y tirar. A esto le llamo "el síndorme encantador". Sin embargo, no voy a generalizar, puesto que los chicos que más aprecio y que bueno, sueño con estar a su lado algún día, son los mejores que puedes encontrar en 1000 kilómetro a la redonda. A causa de esta búsqueda, lo único que consigues es sufrir. Sufrir a lo tonto, mejor dicho. Te pasas la vida buscando entre las piedras, cuando lo mejor que puedes hacer, es dejar pasar todo como si de una película se tratara. ¡TU VIDA ES UN CINE EN EL QUE LAS IMÁGENES SON RECUERDOS DE TU PASADO! Una película llena de espectadores que conoces, o que vas a conocer, pero estos últimos no se giran cuando les saludas, y que solo una sombra no te permite ver lo que hay detrás. ¿Otro príncipe "encantado"? Espero que no. Solo os digo una cosa: No dejéis que príncipes como esos os miren a los ojos porque los ojos, son el espejo del alma y una vez que alguien penetra en ella, ten asegurado que vas a pasarlo mal cuando te de la espalda y se convierta en la sombra, que una vez quisiste que desapareciera.

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