Sonrisas que te hacen brillar.

¿Chicos normales o tipo croissant? Es algo que jamás entenderé. No se, yo voy por la calle y prefiero un chico que sepa lo que digo con una mirada, y no por lo ajustada que llevo la camiseta. Quiero que la gente aprenda a saber que hay dentro, o por lo menos rozando la piel. No quiero cuerpos esculturales que pidan más cariño que la persona que tienes al lado. Hay cosas que se saben al momento y cosas que te enseñan, pero no te dicen que si no vas marcando abdominal olvídate de quererle a alguien. Otra mentira. Debemos diferenciar entre, guapo, atractivo y tío bueno; porque al parecer hay muchos que no sabéis la diferencia. Creo que es por esto que me quedo con chicos normales y no esos que de cintura a cuello son el doble que yo. Que no llama el ver a alguien con un músculo que, os juro, no entiendo como deja respirar. Que me asusto cuando una chica no puede apenas respirar porque su croissant le esta aplastando, cuando, al parecer, solo la quiere acariciar. Aprender a anunciar nuestros defectos nos hace más fuertes, pero sobre todo nos permite saber que no siempre gana el que tiene más y pierde el que puede menos. Nunca debemos subestimar nuestros logros ni nuestra confianza. Debemos confiar en nuestro instinto, porque es nuestro. Y nadie nos conoce mejor. No dejéis que las pesadillas entren en vuestros sueños en forma de persona que se remite a repetiros que no valéis para nada.  La única manera de escapar de semejantes idiotas, y perdonadme por la palabra, es sonreír. Demostrar que no siempre la multitud tiene la razón. Que el ganador no siempre se lo lleva todo, y que hay que saber tirar los dados y apostar. El que no arriesga no gana, y el miedo no juega siempre a tu favor.

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