Hoy, ayer, puede que mañana.

No siempre el destino nos permite hacer todo lo posible por agradar a aquel que esta a nuestro lado. Puede que nos jueguen una mala pasada, un mal sentimiento o simplemente nos hagan llorar delante de los que más queremos. No todos tenemos las oportunidades que tiene la mayoría. Unos tienen mas suerte, otros menos, pero al fin y al cabo nos hacen sentir mal seas uno u otro. No nos dejan caer al abismo cuando muchas veces lo necesitamos, ya que de las caídas se aprende mucho más que si nos lo dan todo hecho. No puedo permitir que nadie lo pase mal, y menos gente que me importa, que vale la pena, y que no se merece lo que le pasa. "Me ha pasado a mi y ya esta" dicen. No. Gracias al paso del tiempo me enseñaron que puedo darle la vuelta a la tortilla. Si alguien intenta hacerme daño, puedo tener un revés de fortuna y ganar mi primera discusión. ¿De algo malo se puede hacer algo bueno? Depende. No todos tenemos la misma capacidad y, por mucho que yo diga que soy muy fuerte, es para que nadie me pise. Puedo aparentar todo lo que quiera, pero la fuerza me la dan los que siempre me dan las gracias aunque no haga falta. Hoy, y todos los días que haga falta, daré mi fuerza a quien lo necesite, a todo el que me lo pida, y al que no... también. Los que menos piden ayudan son los que mas la necesitan, al igual que los que tienen menos prisa, es a los que peor les sale todo. He empezado diciendo que el destino no siempre nos permite hacer todo lo posible, pero si no arriesgamos, no ganamos, si no probamos, no sabremos que pasará. Pero sobre todo si cerramos una puerta, jamás sabremos que podrá pasar.

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