Ganar a uno, es perderte a ti.
No sé. No creo que sea tan dificil elegir una opción cuando estas entre dos de ellas. No creo que escoger aquella que tiene el cartel mas iluminado sea la mas correcta o que la sucia sea la incorrecta. Es más, estoy casi seguro de que la mayoría de veces que todos elegimos una opción es la indicada. Es arriesgado pero a pesar de eso elegiremos la que creamos que nos hará mas bien en nosotros, o mejor, en nuestra vida. No todos estamos preparados para enfrentarnos a ciertos retos que nos impone la vida. Algunos se pueden solucionar con la mas simple de las respuestas, otros, no. En muchas ocasiones nos dejamos llevar por las opiniones externas que solo saben herir a quien se las dan, a pesar de ir con la mejor de las intenciones. Debemos empezar a valernos por nosotros mismos, igual que nuestros padres supieron dejarnos solos para aprender a caminar. También nos dijeron que hablar con desconocidos no era lo adecuado, pero lo hacemos. Intentamos conocer a personas desconocidas que luego son increíbles y nos abren mundos que jamás hubiéramos visitado solos. Pero como siempre, las malas lenguas asoman su fea cara para darnos una patada en la boca y callárnosla. Aun y todo, continuamos nuestro ya enzarzado camino, y tratamos de recorrerlo. Poco a poco vamos viendo luz al final de nuestro túnel y sonreímos, pero no todo lo que reluce es oro. Después de pensar que ha pasado lo peor, toca recordar todos los momentos vividos, todas las conversaciones escritas y todos los besos tatuados en la piel. Y cuando por fin encuentras la calma, vuelve alguien a demostrar que la felicidad es posible. Todo un largo camino recorrido de experiencias que parece que se esfumaron con la primera lluvia de verano.
Sonrisas que te hacen brillar.
¿Chicos normales o tipo croissant? Es algo que jamás entenderé. No se, yo voy por la calle y prefiero un chico que sepa lo que digo con una mirada, y no por lo ajustada que llevo la camiseta. Quiero que la gente aprenda a saber que hay dentro, o por lo menos rozando la piel. No quiero cuerpos esculturales que pidan más cariño que la persona que tienes al lado. Hay cosas que se saben al momento y cosas que te enseñan, pero no te dicen que si no vas marcando abdominal olvídate de quererle a alguien. Otra mentira. Debemos diferenciar entre, guapo, atractivo y tío bueno; porque al parecer hay muchos que no sabéis la diferencia. Creo que es por esto que me quedo con chicos normales y no esos que de cintura a cuello son el doble que yo. Que no llama el ver a alguien con un músculo que, os juro, no entiendo como deja respirar. Que me asusto cuando una chica no puede apenas respirar porque su croissant le esta aplastando, cuando, al parecer, solo la quiere acariciar. Aprender a anunciar nuestros defectos nos hace más fuertes, pero sobre todo nos permite saber que no siempre gana el que tiene más y pierde el que puede menos. Nunca debemos subestimar nuestros logros ni nuestra confianza. Debemos confiar en nuestro instinto, porque es nuestro. Y nadie nos conoce mejor. No dejéis que las pesadillas entren en vuestros sueños en forma de persona que se remite a repetiros que no valéis para nada. La única manera de escapar de semejantes idiotas, y perdonadme por la palabra, es sonreír. Demostrar que no siempre la multitud tiene la razón. Que el ganador no siempre se lo lleva todo, y que hay que saber tirar los dados y apostar. El que no arriesga no gana, y el miedo no juega siempre a tu favor.
Porque sonreír no es más que demostrar quién eres.
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